martes, 1 de diciembre de 2009

Evaluación más que una simple valoración.

“El concepto evaluación en el campo de la educación ha ido variando a lo largo del tiempo. En un principio se unió la tradición examinadora y de control, que caracterizaba las prácticas evaluativas, hasta los años 40, cuando se vinculaba directamente con la valoración de los resultados del aprendizaje de los alumnos. Posteriormente se extendió a otros aspectos educativos, hasta llegar al intento de cariz totalizador que tiene hoy día” Francesc Imbernón


</ span="">Cuando Imbernón menciona el cariz totalizador actual, se refiere a que cuando evaluamos, evaluamos el funcionamiento global de un proyecto. No evaluamos solamente el progreso y los resultados de aprendizajes de alumnos, sino el progreso de todo el proceso educativo. De cada una de las partes que lo componen y que intervienen en el mismo.


La evaluación deja de ser una finalidad de la enseñanza, se transforma en una forma de perfeccionamiento y mejora permanente de la tarea educativa. Así, es como se puede convertir en una retroalimentación constante para mejorar del proceso pedagógico.

Viendo a la evaluación bajo esta perspectiva, con la finalidad no de rendir cuentas, sino de retroalimentación permanente e involucrando a todas las etapas del proceso, se evalúa no únicamente los conocimientos adquiridos, sino además el proceso, el diseño de la tarea, la metodología, los materiales curriculares, el entorno, las herramientas utilizadas, la propia práctica docente, el proyecto y el programa.

Un programa de evaluación va a depender de la perspectiva pedagógica en la que está sustentada y sobre las concepciones docentes.

“La evaluación tiene que contar con criterios que permitan analizar interpretar la información recogida con base en una teoría…..Si el docente tiene que contar con teorías explicativas acerca de cómo aprenden los alumnos y sobre qué es enseñar, también deberá trabajar con teorías acerca de la evaluación….” Carmilioni.

Pero, ¿qué sucede en los nuevos escenarios en los que se incluyen herramientas tecnológicas para complementar la enseñanza presencial?

La decisión de un docente de incluir, en sus propuestas didácticas, recursos que complementen la enseñanza presencial, ésta debe estar guiada también, por los supuestos pedagógicos de la propuesta. Y estar integrados, en, y al proceso de evaluación, para darle coherencia.

Rodriguez Conde sostiene que las nuevas tecnologías pueden colaborar en todos los procesos, incluido el proceso de evaluación, tanto en evaluaciones sumativas y formativas, como en una autoevaluación o heteroevaluación.

En la actualidad existe una gran cantidad de instrumentos, que amplían la posibilidad de diseñar programas de evaluación. Lo importante para que exista una evaluación de calidad, es no solo, que esa selección sea afín con la información necesaria y con el proyecto docente, sino que es imprescindible, tener en cuenta, como expresa Camillioni, que los instrumentos, tomado aisladamente, son insuficientes para obtener información sobre el aprendizaje de los alumnos. Es por eso, que es necesario, realizar una combinación de diversos instrumentos para cubrir la totalidad de los aspectos a ser evaluados. Su eficacia dependerá de habilidad para la combinación, del análisis e interpretación de sus resultados.

Al momento de seleccionar o diseñar los instrumentos de evaluación, existen algunas características que Camillioni, menciona y que son importantes tener en cuenta.
Una es la “validez” de un instrumento, que se podrá determinar siempre en relación con la adecuación o no, con el propósito o situación de aplicación. Otra es la “confiabilidad” que nos brinda en cuanto a los resultados obtenidos y a la estabilidad y permanencia de los resultados en el tiempo. Y por último se encuentra la “practicidad” de su administrabilidad, facilidad de análisis e interpretación de resultados y elaboración de conclusiones. Estos tres aspectos tienen que brindar una utilidad que permita orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje del proyecto docente.

Si tenemos en cuenta la heterogeneidad y diversidad en la composición de un grupo escolar, debemos tener en cuenta también en la evaluación la gran variedad de estilos de aprendizaje, intereses, períodos de concentración, memorias, ritmos de inteligencia, niveles de conocimiento, a la hora de seleccionar las herramientas a utilizar. Es importante volver a resaltar que no podemos pensar en la evaluación en forma disociada del proceso de planeamiento. Todo interrogante planteado, tanto como las respuestas nos orientan para diseñar el programa de evaluación.

Entonces queda claro que cuando un docente evalúa, la evaluación no es un proceso que va separado de la enseñanza. Es un proceso que está integrado e interrelacionado con ella. Se evalúan todos los procesos, todas las etapas, cada una de las metodologías aplicadas como así, las herramientas utilizadas. Cuando hablamos de la integración de las TIC a los procesos de enseñanza y aprendizaje, también deberían ser intgradas, esas herramientas, al programa de evaluación, y estos instrumentos también deben ser evaluados como así, deben ser coherentes con el estilo de enseñanza, y proveer retroalimentación para modificar aspectos de la enseñanza

Bibliografía:

 
CAMILLONI, A. Y OTRAS (1998), La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo, Paidós, Buenos Aires.

Introducción y desarrollo de la clase EAR  sesión  3. Diplomatura en Educación y Tecnología FLACSO.

IMBERNÓN, FRANCESC (1993), "Reflexiones sobre la evaluación en el proceso de enseñanza aprendizaje. De la medida a la evaluación". Revista aula de Innovación Educativa Nro 20. Año II. Universidad de Barcelona.
 
RODRÍGUEZ CONDE, M. (2005), “Aplicación de las TIC a la evaluación de alumnos universitarios” en Revista Electrónica Teoría de la Educación: Educación y Cultura en la Sociedad de la Información número 6 (2)-2005. Universidad de Salamanca.


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